Conseguir la fidelización de un cliente es fácilmente comparable a la fase de cortejo entre una pareja: se busca –luego de atraer- cautivar al otro con lo mejor y más atractivo que tenemos… en este caso, con las bondades de un producto o servicio que promete hacerle feliz… o al menos “resolverle la vida” frente a una necesidad.
Pero, como en el amor, en las relaciones de negocios también se requieren cuidados en detalle y atenciones especiales para mantener “conquistados” a los clientes y que sientan una conexión especial con nuestra marca, con lo que significa para sus vidas.... [Continuar leyendo]