Pasas días, meses e incluso años pensando en el nombre e imagotipo de tu emprendimiento, buscando los que te hagan saltar el corazón de emoción al verlos, porque lo sientes… como tu primer hijo. Pides a un diseñador que te ayude a darle identidad gráfica, lo imprimes, quieres empapelar la ciudad con ese logo… y, semanas después de iniciar tu negocio, lo ves como imagen de otro emprendimiento. Es tu hijo… con otro apellido.... [Continuar leyendo]