Ya fuese con forma de cerdito, de una casita o simplemente reutilizando una lata de galletas o dulces, seguramente de niños tuvimos una alcancía, donde los adultos nos invitaron a guardar las monedas y billetes que recibíamos del “Ratón Pérez” o “El Hada de los Dientes”; o aquel generoso botín acumulado por navidad o cumpleaños. Si aprendimos a ahorrar desde chicos, ¿cómo es que hoy “hacemos magia” para pagar la tarjeta de crédito, la hipoteca, las cuotas del auto o el seguro de vida?... [Continuar leyendo]