Tener un carro es una comodidad maravillosa, es genial poder contar con un medio de transporte propio que estará ahí incluso para cuando tengas flojera de ir al abasto de la esquina o para cuando tengas ese impulso de escaparte a la playa un día de semana. Lo feo viene cuando giras la llave para encender el motor… y no pasa nada. No te quiero asustar, pero imagínate que te pase eso y la próxima estación de servicio esté más allá de donde toca la luz… o sea, lejos.... [Continuar leyendo]