Hasta hace pocos años, mi familia cumplía con una tradición ancestral de salir a comer todos los fines de semana a un lugar diferente, como mi hermana y yo aún éramos unas niñas (y algo consentidas, debo admitir), nuestros padres siempre nos llevaban a algún restaurante de comida rápida donde no solo nos sentáramos a comer durante una hora o dos, también donde la experiencia fuera más allá de nuestros sentidos.... [Continuar leyendo]