Durante mucho tiempo hemos vivido con la idea que en Latinoamérica los problemas más importantes son la extracción de recursos y la falta de inversión. El razonamiento más extendido es que nuestros recursos naturales han sido tomados por entes extranjeros que nos han dejado sin recursos y que luego estos recursos no son invertidos en la región. Este razonamiento tiene su máximo exponente en el libro “Las ventas abiertas de América Latina” escrito por los lejanos años de 1971.
Este razonamiento ha marcado profundamente nuestra forma de hacer políticas públicas pero también de actuar a nivel personal. Independientemente de lo veraz de este razonamiento, el problema es que deja el resultado de nuestra situación a factores externos (los que se llevan la riqueza, y los que no la invierten nuevamente), dificultando que podamos acciones para mejorarla.
Personalmente creo que uno de los mayores problemas que enfrentamos en latinoamérica es la falta de productividad que tenemos en líneas generales. Todos mis amigos europeos y norteamericanos trabajan menos tiempo que mis amigos latinoamericanos; y todos viven mejor. Trabajando menos logran obtener mejores ingresos y mejor calidad de vida. Y esto a mi me suena que tiene que ver con cuánto producen por cada hora trabajada.
Un reciente estudio publicado por el BID arroja como resultado que el principal problema de la región es la falta de productividad. Según la autora del informe Carmen Pagés:
“Más que inversiones adicionales, los países de la región deben hacer un mejor uso del capital físico y humano existente”
Resulta que desde 1990 los países desarrollados han mejorado un 1.4% su productividad mientras que en latinoamérica sólo hemos mejorado un 0.1% (Estos son los números del sector servicios que ocupa un 70% de la fuerza laboral de la región).
Cualquier país que hubiera aumentado la productividad en el sector servicios a la misma velocidad que la región asiática hubiera duplicado su economía. O sea que si obtuviéramos más dinero por cada hora invertida, estaríamos contribuyendo enormemente al crecimiento de la región.
En Imolko estamos haciendo un esfuerzo por medir nuestra productividad para determinar que tan cerca estamos lograr de convertirnos en una empresa de clase mundial. Lo que queremos es ser una empresa latinoamericana con productividad de primer mundo. La forma en que lo estamos midiendo es dividir las ventas que tenemos entre la cantidad de horas que trabajamos, y eso nos da el indicador de Ventas por Hora Trabajada.
Para mejorar esta productividad invertimos en innovación tanto en nuestros productos como en nuestros procesos internos. La idea general es que si un proceso es repetitivo y no agrega valor debe ser automatizado; con este sencillo concepto hemos eliminado más de 25 procesos manuales que son sustituidos por mejores procesos o por procesos automáticos. De esta manera nuestra gente se puede concentrar en actividades enriquecedores y no repetitivas que agregan valor y nos hacen más productivos.
Creo que también podemos contribuir haciendo más eficientes las pequeñas y medianas empresas que son una gran parte del sector productivo en la región. Con herramientas innovadoras de mercadeo que ayudan a mejorar las ventas estamos contribuyendo a aumentar la productividad de nuestros clientes.
Aunque es cierto que hacen falta políticas gubernamentales que incentiven la productividad, también es cierto que es posible mejorar con el aporte de empresas e individuos que estén dispuestos a innovar para aumentar su aporte a la sociedad.