Shopkins destronó a Disney y Lego como líder del juego del 2015

Si los Shopkins estuvieran nominados a los Oscars del mundo infantil seguro que se quedarían con unos cuantos premios. Prueba de ello es que en 2015 las diminutas figuritas coleccionables fueron galardonadas por The Toy Industry Association como el mejor juguete diseñado específicamente para niñas de todas las edades. Cabe acotar que también fue el más vendido en Estados Unidos y muchos países del mundo.

Lo primero que cualquiera podría preguntarse es cómo la firma australiana Moose Toys logró destronar en tan sólo tres años a Barbie y Lego del pedestal de la juguetería internacional con unos objetos plásticos de un centímetro que no se pueden peinar, no vestir, ni armar.

Como madre y comunicadora estoy segura que Moose Toys hizo una investigación profunda de la psicología de las niñas y apostó por los juegos divididos por género. Su empaque rosado y la clasificación de las figuritas en frutas, golosinas, artículos de tocador apelan directamente al gusto de las jovencitas.

Parte del éxito comercial de los Shopkins es que son lanzados al mercado por “temporadas”. Cada temporada está integrada entre 136 y 148 personajes con nombres y características distintas y se pueden coleccionar, compartir o intercambiar.  Las niñas piden a los padres paquetes de 5 figuritas que cuestan entre 4 y 7 dólares, dependiendo del país, lo que significa tendrían que desembolsar hasta 208 dólares por la colección completa si es comprada en jugueterías.

Pero como las temporadas se agotan, los personajes se cotizan por sumas astronómicas en el mercado secundario de Amazon o EBay, quienes comercializan la temporada completa por unos 1.450 dólares.

Otro punto a su favor es que todas las figuritas parecen pequeños bebés o mascotas, con sus formas regordetas y grandes rostros que le han funcionado desde hace décadas en el mercado japonés. El éxito de los Shopkins está catapultado por una poderosa maquinaria de mercadeo  que cuenta con episodios de dibujos animados disponibles en YouTube y un fuerte gasto en campañas publicitarias en TV.

Pero es la aceptación y el enamoramiento inmediato de las niñas los que permiten que todas las temporadas hayan alcanzado records de ventas a nivel internacional.

“El contenido está allí, pero los niños crean sus propias historias. No dependemos de éxitos de taquilla para que cuente la historia de los Shopkins”, dijo el jefe de marketing de Moose Toys, Paul Solomon, al hacer alusión directa a las exitosas muñecas de Frozen de Disney.

“No se trata sólo de coleccionarlas, se trata de representar roles. Se trata de la imaginación”.

Para confirmar mis conclusiones, le pregunté a Claudia y Sofía, mis hijas de 7 y 5 años, por qué les gustan los Shopkins: “Porque son mini minis”, me respondió la menor. Luego la más grande me explicó: “Porque son coleccionables, chiquiticos y muy tiernos. Además si compras muchos puedes tener la suerte de que te salga, un shopkin rarísimo de edición limitada”.

La vieja estrategia de ventas de las barajitas de deportistas aplicadas a un juguete para niñas. Y yo, que juré nunca comprarle a mis hijas juguetes rosados o que promovieran el consumo exagerado, me veo pendiente de la última temporada de “Los reyes de las compras” (Shopkins).