El anuncio de la victoria de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos dejó a más de uno estupefacto. Su estilo provocador, sus atípicas propuestas -como la de restringir la entrada de musulmanes a ese país- junto a su discurso teñido de racismo y amenazas, no obstante logró imponerse y dar como resultado ser el vencedor.
Aún en proceso de digerir estas realidades, han emergido análisis acerca de los errores que cometió la candidata Hillary Clinton y que de alguna forma le facilitaron la situación electoral a Trump. Sin querer ocupar el lugar de los analistas políticos, vale la pena colocar en el foco aquellos errores que han sido más resaltantes en la campaña electoral de la candidata demócrata y detenernos a reflexionar sobre ellos, para evitarlos en nuestras estrategias de marketing.
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Error #1: centrarse en el oponente.
Uno de las primeras fallas que se han señalado es que la campaña electoral de Clinton puso demasiado énfasis en el oponente. Simon Dumenco, de Adage, señaló por ejemplo que el spot publicitario Role models había sido simplemente un desacierto y pérdida de dinero. Ciertamente no se niega la importancia de señalar a las personas que pueden ser malos ejemplos para niños y adolescentes. El error estuvo en centrarse en el oponente y destacar características ya conocidas. Entonces, es importante analizar a la competencia pero no es recomendable colocarla en el centro de tus contenidos, allí simplemente debe estar tu propuesta de valor.
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Error #2: descalificar al otro.
La segunda falla que se puso en evidencia en la campaña de Clinton fue la descalificación constante de su oponente. Al subrayar permanentemente sus payasadas y desaciertos, por un lado, definía un rasgo que era obvio para el público y por otro lado dejó la oportunidad para que él también la descalificase a ella y convertirse en el blanco de acusaciones que sin duda la perjudicaron. De manera que si descalificas a tu adversario, le abres la opción para que él también ataque y las consecuencias pueden ser altamente perjudiciales para tu negocio y/o marca.
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Error #3: no prestar atención a la audiencia.
Una de los aspectos más interesantes para quienes no vivimos en Estados Unidos es conocer el término de la “América profunda”: ciudadanos nacidos en EE UU, de raza caucásica, trabajadores urbanos y agrarios sin estudios universitarios, que no se han sentido partícipes de la supuesta recuperación económica del país de Walt Whitman. Muchos pensábamos que EE UU estaba plagado de afroamericanos y un montón de panas latinoamericanos que se han ido buscando un mejor futuro. Incluso se habló de lo decisivo que sería el voto latino en ese país, sin darnos cuenta –o sin darle la importancia que merecía- de esa América profunda, callada pero latente, ignorada pero poderosa. Esa fue la que dio la victoria a Trump. Así, jamás despreciemos a las audiencias, ya sea por desconocimiento o por muy invisible que se mantenga. Hay que tener mente abierta y corazón abierto para entender, y nunca dar las cosas por sentado.
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Error #4: subestimar a los antihéroes.
Sabemos que parte de la fuerza de Batman proviene de tener que enfrentarse a un Guasón amenazante, que lo obliga a estar todo el tiempo en pie de guerra. Así Clinton debió enfrentar permanentemente a un outsider como Trump, pero esta vez no pudo ganar la batalla. Detrás de todo antihéroe hay una parte de cualquier sociedad reprimida o subvalorada que busca salir a la luz. No dejemos de tomarla en cuenta, porque esta sociedad también consume y tiene poder de compra.
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Error #5: importa más la gente que los datos.
Hace poco leí que Mike Murphy, analista político del canal de noticias NBC, compartió en su cuenta de Twitter, @murphymike, que en la última década había confiado plenamente en los datos, pero la noche de 8 de noviembre esa confianza se partió. Los sondeos electorales daban a la candidata demócrata vencedora, era casi una apuesta ganada. Pero dicen que la verdadera intención de voto permaneció oculta hasta el último momento. Así que importa siempre más la gente, lo que piensa, lo que siente, que los datos. Valora lo que tus clientes tienen que decirte, allí encontrarás una fuente de riquezas.
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