Ya nadie pone en duda la importancia de tener presencia en la web. Mi mamá, una abuela de 74 años, abrió recientemente su perfil en Facebook cuando hizo su curso de computación para la tercera edad.
La razón es simple: todos reconocemos que vivimos en un mundo digitalizado y por lo tanto, toda información y conocimiento pasa por “existir” en Internet.
Esta definición no solo se restringe a las abuelitas, a los estudiantes, a las amas de casa o a los padres trabajadores. La irrupción de Internet en la vida moderna (o postmoderna) no solo cambió nuestros hábitos de vida sino también nuestra manera de consumir.
El llamado nuevo comprador digital ha sido muy bien definido en este puñado de características: es un conocedor del mundo digital y de las marcas más sofisticadas, sabe perfectamente la mecánica de la industria del consumo y, por lo tanto, tiene altas expectativas sobre aquello que le pueda ofrecer.
Quiere una experiencia de compra significativa. Quiere que lo enamoren, que lo entusiasmen, que lo entretengan y es consciente de su poder en la acción de compra.
En pocas palabras ya no se trata de consumidores sino de prosumidores, porque estamos hablando de aquel consumidor que le agrega valor al producto, y que participa de forma activa en los medios 2.0, por lo que se adapta a nuevos códigos de servicio y es capaz también de transformarlos.
Así, es fácil deducir que para las empresas es imprescindible tener presencia digital si están interesadas en acercarse a este prospecto. La tecnología ha permitido que la información de los productos en la red del mercadeo sea omnipresente.
A la vez, el prosumidor es un especímen que no solo busca información de su interés antes de consumir, sino que la comparte y la analiza antes de digerirla. Su autodeterminación, tal como mencionamos anteriormente, es poderosa y su amplio acceso a diferentes recursos permite que su percepción acerca de marcas y empresas se vaya formando, aún antes de tener contacto directo con ellas.
De manera que la única vía de acceso a la mente de este prosumidor está en la presencia digital.
Si tienes un emprendimiento o un negocio, para el cual aún no estás convencido de desarrollar una versión 2.0, pues, es hora de bajar de la “casita del árbol” y considerar el contexto actual del mercadeo en línea.
La información estática tuvo su era: ya pasó. Hoy el prosumidor actúa a toda hora y en todo momento. A las empresas les corresponde crear estrategias de “enganche”, que vayan a la caza y no a la saga de ese cliente decidido, independiente y empoderado.
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