Los padres de hoy parecen estar más preocupados por estar emocionalmente mucho más cerca de sus hijos, por asumir las tareas del hogar al lado de las mujeres y madres, a la vez que ya han dejado de ser la fuente exclusiva de manutención de la casa.
Si bien, tradicionalmente, eran los que asumían el rol de emprendedores, ya este camino no está única y exclusivamente reservado a ellos. Los papeles, en este sentido, también se han invertido. O simplemente han cambiado. Pero no se puede negar su influencia en la creación y crecimiento de muchas grandes ideas que hoy son sólidos negocios y marcas reconocidas, a las que dedicaron su vida… hasta el último de sus días.
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Un homenaje es una celebración. Ya sea póstumo o en vida. De alguna forma, la muerte de un progenitor obliga ciertos homenajes y por qué no, de alguna forma, ello implica celebraciones. Algunos esperan el Día del Padre para alabar a esa persona que nos dio la vida.
Otros, reconstruyen memorias perdidas. Eso fue lo que elaboró el escritor estadounidense Paul Auster en _La invención de la soledad_, cuando tuvo que enfrentarse a la muerte de su padre. Nadie pasa indemne ante la figura paterna y así lo hacer ver el autor en esta maravillosa novela, en la que traza la memoria de su progenitor, ese hombre con el que poco conversaba al final de su vida, y al que se ve obligado a reconstruir para que dejase de ser un extraño conocido.
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Esto nos acerca a los nuevos roles que han debido desempeñar los hombres, a finales del siglo XX y en el transcurso del siglo XXI. De ser distantes y fríos, ahora los padres que se han desarrollado en recientes generaciones han encauzado de forma diferente el papel que ejercían.
Quizás por eso, Auster debió reconstruir aquella figura lejana e incierta pero vital, ya que su padre perteneció a una generación en la que no se permitía mostrar el afecto de una manera abierta y la comunicación era un escenario reservado.
Después de todo, lo importante es señalar la trascendencia del padre presente en la educación de los hijos, en el entendido que la seguridad, la confianza y el estímulo que pueden y deben aportar a sus descendientes es un ingrediente fundamental para que ellos puedan crecer asumiendo los retos de la vida, aceptando las derrotas y valorando las victorias; tener una identidad y respetar las leyes.
Este rol es inmutable y nos garantizará a todos, seres humanos equilibrados y confiables.