Imagina que montaste una tienda en un centro comercial, te esmeraste en hacer una vitrina atractiva que muestra las principales bondades y ventajas de la mercancía que ofreces. Ahora, responde ¿a quién le dedicarías tu tiempo? ¿Al cliente que entró a la tienda y te pregunta por 5 productos diferentes o al que apenas se fijó en la vitrina y siguió de largo?
El engagement –término que se utiliza para definir el interés que tienen los clientes en un producto- es algo que puedes medir para conocer a la audiencia que está cerca de tu marca, pero aún mejor: puede decirte quiénes de todos ellos realmente pueden convertirse en clientes “de verdad”.
Esta medición del engagement sirve además para definir cuáles son los “modelos de persona” de tu negocio. Luego, a partir de allí, diseñar una estrategia para comunicarte con ellos y posteriormente, saber quién está interesado realmente en lo que ofreces y qué tantas muestras te ha dado en un tiempo determinado.
A través de internet, puedes alcanzar a más personas para establecer esta relación, pero esa cercanía del trato personalizado, donde el contacto individual es clave para la interacción con el cliente, también puede perderse. Tu tiempo es muy valioso y debes tener esto en cuenta, para saber a quiénes debes atender. De esto deriva la importancia de identificar aquellos a quienes les resonó tu mensaje y te dieron una señal de vuelta.
“Muchas veces, no se leen las señales que se reciben de los contactos. Por ejemplo, si hubo interés inicial en hacer negocios pero en los próximos 6 meses, no te responden los correos semanales enviados, significa que no va a pasar nada allí y debes dedicarte a otros prospectos”, explica Roberto Matute.
“Un cliente que no tiene interés en nuestro producto, no merece que se le dedique tiempo, que podrías invertir en otros que sí te responden”, afirma el CEO de Imolko, quien recomienda evitar el apego con clientes “fantasmas” que no están genuinamente interesados en tu oferta y que te pueden hacer perder tiempo y dinero que sí podrías invertir en otros prospectos que no tendrás que “perseguir”.
Asimismo, es vital recordar que sólo por concretar una venta, no debe creerse que ya se tenga al cliente “conquistado para siempre”. “Es necesario seguir ofreciéndoles valor a través de su relación y fidelizarlos, antes que abandonarlos para dedicarse a otros prospectos. Sería como un esposo que no atiende a su pareja por estar pendiente de otras personas”, comenta Matute.
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¿Y cómo llevar un historial personalizado de cada cliente para conocer si sigue atento a nuestros productos y/o servicios? Para ello, Imolko creó Zenkiu, una herramienta que permite a los emprendedores organizar su base de datos centralizada y registrar las señales que sus clientes envían luego de enviarles un mensaje, ya sea a través del email marketing, las campañas de social media marketing u otras estrategias; a esos que llamamos contactos activos.
De este modo, a través de gráficos elocuentes y prácticos, pueden medirse las señales que se han recibido de los clientes y confirmar quiénes son los clientes fidelizados y quienes ya no están interesados en nuestra marca, para poder dedicar tiempo y esfuerzo a aquellos que quieren conocer más sobre nuestra oferta de valor. Te invitamos a conocerlo aquí y a contarnos qué piensas de este servicio exclusivo de Imolko, para ayudarte a crecer con tu negocio.