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Reviso mi cuenta de Instagram y veo frases inspiradoras, selfies de conocidos y extraños, fotografías espectaculares de grandes marcas y publicidad de pequeñas empresas que jamás tuvieron presupuesto para mercadear sus servicios en los medios tradicionales.
Y aunque todavía uso poco la aplicación en comparación a Facebook o Twitter he notado que muchos amigos de otras redes sociales han comenzado a seguirme por Instagram.
Lo que me llama la atención es que el comportamiento de mi cuenta personal de Instagram forma parte de una tendencia global que apunta hacia el despegue meteórico de la red, que superaría en ganancias y visitas móviles a Google y Twitter en 2017, según las predicciones de la firma de investigación de mercadeo digital EMarketer
Instagram podría generar hasta $595 millones en ingresos mundiales por publicidad al cierre de este año. Una cifra nada despreciable para la aplicación que fue compró Facebook en 2012 por 1.000 millones de dólares y ya cuenta con 300 millones de usuarios.
Lo que comenzó como una herramienta para compartir fotografías desde teléfonos inteligentes ha ido ampliando sus posibilidades, como la opción de “Explorar” eventos en tiempo real.
Recientes datos demográficos de los usuarios muestran que las mujeres usan más Instagram que los hombres. Las minorías étnicas estadounidenses como los latinos y afroamericanos usan más la aplicación que los blancos.
Mi recomendación a los emprendedores que todavía no han abierto su cuenta en Instagram es aparten el nombre de usuario de su negocio y comiencen a aprovechar esta nueva manera de comunicarse con sus prospectos y clientes.
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